viernes, 14 de noviembre de 2014

PROBLEMAS ÉTICOS DE LOS NEGOCIOS INTERNACIONALES

 

               CAPÍTULO I                                                                                           

PROBLEMAS ÉTICOS DE LOS NEGOCIOS INTERNACIONALES


1.  DEFINICIÓN: ÉTICA

El término ética se refiere a los principios aceptados sobre lo correcto o incorrecto que rigen el comportamiento de una persona, los miembros de una profesión o las actividades de una organización. La ética de los negocios comprende los principios sobre lo correcto o incorrecto que gobiernan la conducta de los empresarios.

2.  DEFINICIÓN: PROBLEMA ÉTICO

Un problema ético es aquello que no está correcto y que afecta al individuo y a la sociedad. En un sentido amplio es un acontecimiento en el que se plantea una situación posible en el ámbito de la realidad pero conflictiva a nivel moral.

3.  DILEMAS ÉTICOS COMUNES

Muchos de los dilemas éticos de las empresas internacionales se originan en las diferencias significativas de los sistemas políticos, las leyes, el desarrollo económico y la cultura entre diversas naciones. Lo que se considera un uso normal en un país es inmoral en otros.

3.1.Prácticas de empleo

Cuando las condiciones laborales en otra nación son muy inferiores a los que privan en el país de la multinacional, ¿Qué criterios deben aplicarse? ¿Los de la nación de origen, los de la anfitriona o algo intermedio entre ambos? Si algunas naciones en desarrollo son comunes las jornadas de 12 horas, pagos bajísimos  y falta de protección contra sustancias toxicas, ¿significa que es correcto que una multinacional tolere estas condiciones en sus filiales, o que les pase por alto al recurrir a contratistas locales?
Por ejemplo, en los noventa, Nike estuvo en el centro de una tormenta de protestas cuando los noticieros revelaron que las condiciones de trabajo de muchos de sus subcontratos eran muy pobres. Uno de los más polémicos fue el hecho por 48 horas (programa noticioso de la CBS 1996).
El reporte mostro imágenes de jóvenes mujeres vietnamitas que trabajaban para un subcontratista durante seis días a la semana con materiales tóxicos, en condiciones deplorables por tan solo 20 centavos la hora. En el reportaje también se informó que un   salario suficiente para vivir en Vietnam era de por lo menos tres dólares diarios, cifra que no se gana con el subcontratista sin trabajar muchas horas extras. Nike y sus contratistas no infringían las leyes, pero este reportaje, y otros semejantes, plantearon dudas sobre la ética de explotar trabajadores para hacer los  artículos de moda. Será legal, ¿Pero es ético recurrir a subcontratistas que según criterios occidentales explotan a su mano de obra? Los criterios de Nike piensan que no, y la compañía es el centro de una ola de manifestaciones y boicots de consumidores. Estas revelaciones sobre los subcontratistas de Nike obligaron a la compañía a reexaminar  sus prácticas. Cuando la dirección de Nike se dio cuenta de que aun que no rompía ninguna ley, sus prácticas de subcontratación se consideraban inmorales, estableció un código de conducta para  sus subcontratistas e instituyo revisiones anuales para todos ellos, por parte de auditores independientes.
Una buena manera de precaverse de abusos éticos es establecer normas mínimas aceptables de defensa de los derechos básicos y la dignidad de los empleados, investigar periódicamente a las filiales foráneas y los subcontratistas para verificar que cumplan con las normas y aplicar los remedios en caso contrario.

3.2.Derechos Humanos

En las empresas internacionales pueden surgir dudas sobre los derechos humanos básicos, los cuales no se respetan universalmente. Derechos que se dan por sentado en las naciones desarrolladas, como la libertad de asociación, de expresión, de reunión, de movimiento, de ideas políticas, etc.
Uno de los ejemplos más patentes proviene de Sudáfrica en los días del régimen de los blancos y el apartheid, que terminó hasta 1994, el cual negaba los derechos políticos básicos a la mayoría de la población negra, imponía la segregación de blancos y negros, reservaba ciertas ocupaciones para los blancos y prohibía que los negros ocuparan puestos que implicaran supervisar a una persona blanca.
A pesar del abominable sistema, algunas empresas occidentales operaban en ese país. Sin embargo, en la década de 1980 muchos cuestionaron la moralidad de estado de cosas. Afirmaron que la inversión de las multinacionales extranjeras, al fomentar la economía sudafricana, sostenía al régimen represivo del apartheid. Es así que a fines de la década de 1970 varias empresas comenzaron a cambiar sus políticas. General Motors, que tuvo actividades importantes en Sudamérica, se puso a la vanguardia de esta tendencia. La empresa adoptó los que luego le llamaron Principios de Sullivan, por León Sullivan, ministro bautista negro y miembro del consejo directivo de GM. Sullivan razonó que solo era ético que la compañía opera en Sudamérica si se cumplían dos condiciones:
·         Que no obedeciera las leyes de Apartheid en sus operaciones Sudafricanas (una forma de resistencia pasiva).
·         Que hiciera todo lo que estuviese en su poder para promover la derogación de esas leyes.
Otras empresas estadounidenses que operaron en Sudáfrica adoptaron los principios de Sullivan. El gobierno sudafricano pasó por alto la infracción a las leyes de apartheid. Sin embargo, después de 10 años, León Sullivan concluyó que sus principios no eran suficientes para quebrantar el régimen del Apartheid y que cualquier compañía estadounidense, incluso las que se apegaran a dichos principios, no tenía justificación ética alguna para permanecer en Sudáfrica.
En los siguientes años, numerosas compañías retiraron sus inversiones del país, entre ellas Exxon, General Motors, Kodak, IBM y Xerox. Al mismo tiempo, muchos fondos de pensiones estatales declararon que no comprarían acciones de compañías que comercian con Sudáfrica, lo que sirvió para persuadir a otras empresas de que desmantelaran sus operaciones sudafricanas. Estos retiros aunados a la imposición de Sanciones económicas de Estados Unidos y otros gobiernos, contribuyen a la caída del régimen blanco minoritario del Apartheid, y a la celebración de elecciones democráticas en 1994. Así, se dice que la adopción de una postura ética sirvió para mejorar los derechos humanos de Sudáfrica.
A menudo se dice que las inversiones de una multinacional impulsan el progreso económico, político y social, lo que a fin de cuentas fortalece los derechos individuales en los regímenes represivo. Según esta idea, ¿Es ético que una multinacional haga negocios en países que no cuentan con las estructuras democráticas ni los antecedentes de derechos humanos que poseen los países desarrollados? Por ejemplo, a menudo las inversionistas en China se justifican con el argumento de que, si bien el historial de los derechos de los humanos del país es impugnado por los grupos defensores y ahí no existe democracia, los flujos de inversión estimulan el crecimiento económico y elevan la calidad de vida. Al cabo, estos acontecimientos generan presiones del pueblo chino para instituir un gobierno más participativo, pluralismo político y libertad de expresión y de discurso. Pero también se presentan casos particulares como en Myanmar y Nigeria con la empresa Royal Duch/Shell, que agudizan el dilema.

3.3.     Contaminación Ambiental

 Surgen problemas éticos cuando la reglamentación ambiental de las naciones donde se instalan las multinacionales contiene normas oficiales muy inferiores a las de su país de origen. Muchas naciones desarrolladas han expedido minuciosas normas oficiales sobre la emisión de contaminantes, descarga de sustancias toxicas, uso de materiales peligrosos en el trabajo, etc. Por el contrario, con frecuencia muchas naciones en desarrollo carecen de estas normas y, de acuerdo con los críticos, el resultado es que la operación de las multinacionales genera concentraciones de contaminantes mayores de las que se les permite en su país de origen. Por ejemplo, el caso de las petroleras extranjeras en Nigeria. Según un informe de activistas ambientales nigerianos en 1992, en el delta del Níger.
¿Una multinacional debe sentirse libre para contaminar en una nación en desarrollo? Difícilmente puede considerarse ético. ¿Se corre el riesgo de que administradores inmorales trasladen la producción a una nación en desarrollo precisamente porque no se exigen  costosos controles de la contaminación y la compañía tenga la libertad de deteriorar el ambiente y quizá poner en peligro a los habitantes, en el afán de reducir los costos de producción y ganar una ventaja competitiva? ¿Qué es lo correcto, lo moral, en esas circunstancias? ¿Contaminar  en aras de las ganancias económicas o verificar que las filiales extranjeras se apaguen a normas comunes de control de contaminantes?
Algunas partes del ambiente natural son un bien público; no son propiedad de nadie y nadie puede desperdiciarlos, donde quiera que se origine la contaminación, se causan daños a todos. En tales casos, se produce el fenómeno llamado tragedia de los recursos comunes, que ocurre cuando un grupo sobreexplota un recurso que pertenece a todos, pero que no es de nadie, y lo degrada. Garret Hardin acuño el nombre del fenómeno cuando describió un problema del siglo XVI en Inglaterra. Grandes extensiones abiertas,  llamadas tierras comunes, estaban a disposición de todos para llevar a pastar animales. La gente pobre tenía en ellas   a su ganado para completar sus magros ingresos. A todos les convenía meter más y más  cabezas, pero la consecuencia social fue que se introdujeron muchos más animales de los que las tierras podrían sostener. El resultado fue el pastoreo excesivo, la degradación  de los que las tierras comunes y la pérdida del complemento que tanto necesitaban.
En el mundo moderno, las corporaciones contribuyen a la tragedia de las tierras comunes cuando se llevan la producción a lugares donde se sienten en libertad de arrojar los contaminantes a la atmósfera o a mares y ríos, con lo que dañan estos valiosos recursos planetarios. Estas acciones son legales, pero, ¿son éticas?; asimismo, faltan a las naciones básicas de ética y responsabilidad social.

3.4.Corrupción


La corrupción ha sido un problema de casi todas las sociedades de la historia, y todavía lo es. Las empresas internacionales pueden y han ganado ventajas económicas por entregar pagos a tales funcionarios. Un ejemplo clásico es el de un muy conocido incidente de la década de 1970. Carl Kotchian, presidente de Lockheed, entrego 12,5 millones de dólares a agentes y funcionarios del gobierno de Japón para conseguir que Nippon Air hiciera un pedido grande de si Jet TriStar. Cuando se descubrieron los pagos, los funcionarios estadounidenses acusaron a Lockheed de falsificar sus libros y de violaciones fiscales. Aunque se pensaban que estos pagos se consideraban una práctica comercial aceptada en Japón (como una forma muy lujosa de regalos), las revelaciones causaron un escándalo. Los ministros involucrados enfrentaron acusaciones penales. Uno se suicidó. El gobierno cayó en desgracia y los ciudadanos japoneses se sintieron defraudados. Los resultados de la investigación indicaron que eran sobornos a funcionarios corruptos para conseguir un pedido grande que, en otras circunstancias habría sido para otro fabricante, como Boeing.

En estados Unidos, el caso Lockheed impulsó la aprobación en 1977 de la ley de prácticas corruptas en el extranjero. Esta regulación prohibió el pago de sobornos a funcionarios extranjeros para obtener negocios. Algunas empresas sostuvieron que la ley pondría a las campañas Estadounidenses en una desventaja competitiva. La ley se enmendó para dar licitud a los “Pagos de facilitación”. Estos pagos, también llamados “Pagos aceleradores” (Para acelerar burócratas) lo cuales no se destinan a conseguir contratos que de otro modo no estarían seguros, ni tampoco a recibir trato preferenciales. Más bien se hacen con el fin de recibir el trato ordinario que debe recibir una empresa de un gobierno extranjero, pero no tienen que deberse a la obstrucción de un funcionario oficial.

En 1997, los ministros de comercio y Finanzas de los estados miembros de la organización para la cooperación y el desarrollo económicos (OCDE) siguieron el ejemplo de Estados Unidos y adoptaron una Convención Para Combatir El Soborno De Funcionarios Públicos Extranjeros En Las Transacciones Comerciales. La convención, que entro en vigor en 1999, obliga a los estados miembros a tipificar como delito el pago de sobornos a los funcionarios públicos extranjeros. La convención excluye los pagos de facilitación para agilizar las actividades rutinarias del gobierno.

En muchos países, los pagos de los funcionarios del gobierno en forma de aceleradores son parte de la vida cotidiana. Desde el punto de vista práctico, sobornar, aunque sea un mal menor, puede ser el precio necesario por hacer un bien mayor (Si se supone que la inversión generará empleos que antes no existían, y que la práctica no sea ilegal).

·               Varios economistas defienden este razonamiento y aseguran que en contexto de normas engorrosas en los países en desarrollo, la corrupción puede mejorar la eficiencia y estimular el crecimiento. Como parte de su enfoque, sostiene la hipótesis de que un país donde las estructuras políticas distorsionan o limitan el funcionamiento de los mecanismos de mercado, la corrupción, en forma de mercado negro, contrabando y pagos subrepticios a los burócratas para que “aceleren” la aprobación de inversiones puede aumentar el bienestar. Con base de estos argumentos el congreso Estadounidense exceptuó los pagos de facilitación de La Ley De Prácticas Corruptas En El Extranjero.

·               Otros economistas afirman que la corrupción reduce el rendimiento sobre las inversiones de las empresas y deteriora el crecimiento económico. En un país donde la corrupción es común, burócratas improductivos que exigen pagos subrepticios por conceder una licencia a una empresa pueden apropiarse de las ganancias que arrojen las actividades empresariales. Esta práctica reduce el incentivo de las empresas para invertir así como el ritmo de  crecimiento económico de un país. Un estudio de la relación entre corrupción y crecimiento económico de 70 países revela que dichos pagos tenían un significado efecto-negativo en el ritmo de crecimiento de un país.

Finalmente se podría concluir que es difícil generalizar y que la demanda de dinero para acelerar trámites es una verdadera disyuntiva moral. Si, la corrupción es mala, y, si, puede dañar el desarrollo económico de un país; pero también hay casos en que los pagos subrepticios a funcionarios gubernamentales derivan barreras burocráticas a las inversiones que generan puestos de trabajo. Sin embargo, esta postura pragmática pasa por alto que la corrupción corrompe tanto al que da como al que recibe. La corrupción se alimenta sola y en vez que un individuo comprende ese camino, es difícil o imposible dar marcha a otras. Este argumento refuerza la opinión ética de que nunca se debe aceptar la corrupción, por atractivos que parezcan sus beneficios.

 

3.5.Obligaciones Morales

Las corporaciones multinacionales tienen un poder que procede de su control sobre los recursos y su capacidad de trasladar la producción de un país a otro. Aunque este poder está acotado no sólo por leyes y normas, sino también por disciplina del mercado  los procesos competitivos, no deja de ser relevante. Algunos filósofos morales afirman que el poder implica responsabilidad social, para las multinacionales, de dar algo de reciprocidad a las sociedades que prosperan y crecen. El concepto de responsabilidad social se refiere a la idea de que los empresarios deben contemplar las consecuencias sociales de los actos económicos cuando toman decisiones de negocios, y que se deben preferir las decisiones que tienen resultados económicos y sociales positivos. Sin embargo, algunas multinacionales abusan de su poder para sacar ventajas indebidas.

3.6.     Dilemas Éticos

No siempre están bien definidas las obligaciones éticas de una corporación multinacional respecto de las condiciones laborales, derechos humanos, corrupción, contaminación ambiental y el uso del poder, y en ocasiones no hay acuerdos sobre principios éticos aceptados. Desde el punto de vista de una empresa internacional, algunos opinan que lo ético depende de la perspectiva cultural de cada persona. A menudo los administradores enfrentan disyuntivas morales muy reales.
Los dilemas éticos: son situaciones en las que ninguna opción parece aceptable desde el punto moral. Hay dilemas éticos que son complicados y difíciles de contextualizar, y además se fragmentan en secuelas de primero, segundo o tercer orden, lo que complica su cuantificación. De ninguna manera es fácil hacer lo correcto, o siquiera saber que es lo correcto.



CAPÍTULO


1.  ÉTICA PERSONAL

La ética de las empresas va de la mano con la ética personal, que consisten en los principios aceptados de lo correcto y lo incorrecto conforme a los cuales los individuos articulan su conducta. El código de ética personal que guía nuestro proceder proviene de varias fuentes, como la familia, escuela, religión y medios de comunicación. Nuestro código personal ejerce una influencia profunda en nuestro comportamiento como empresarios. Es menos probable que un individuo con un sentido firme de la ética personal se muestre inmoral en un contexto de negocios. De aquí se deduce que el primer paso para inculcar un sentimiento profundo de ética empresarial es que la sociedad insista en una ética personal sólida.
Los administradores de una nacionalidad que trabajan en el extranjero para multinacionales sufren presiones adicionales para faltar a su ética personal. Están lejos de su propio entorno social y la cultura que los abriga; además, también lo están, emocional y geográficamente, de la matriz de su compañía. Quizá se encuentren en una cultura que no confiere el mismo valor a normas éticas importantes en su país de origen, y tal vez están rodeados de empleados locales que ostentan criterios éticos menos rigurosos a veces la matriz presiona a los administradores expatriados para que alcancen metas como realistas solo asequibles si se toman atajos o se actúa inmoralmente.
Por ejemplo, para cumplir las metas de desempeño impuestas desde la matriz, los administradores expatriados pueden sobornar para ganar contratos, o establecer condiciones de trabajo y controles ambientales inferiores o las normas aceptables mínimas. En ocasiones, los administradores locales alimentan a los expatriados para que caigan en esa conducta, de modo que dicha conducta se arraiga y persiste.

 

2.  PROCESOS DE TOMA DE DECISIONES

En muchos estudios del comportamiento antiético en las empresas se concluye que los empresarios no siempre están conscientes de que su conducta no es ética, en particular porque no cuestiona la moralidad de una decisión o un acto. En cambio, aplican sin más un cálculo comercial a la que les parece una decisión empresarial, pero olvidan que esta también puede tener una vertiente importante. La falla radica en procesos que no incorporan consideraciones éticas a la toma de decisiones comerciales.

3.  CULTURA ORGANIZACIONAL

El ambiente de algunas empresas no estimula la reflexión personal sobre las consecuencias éticas de las decisiones comerciales. Esta deficiencia nos lleva a la tercera causa de comportamiento inmoral de las empresas: una cultura organizacional que resta importancia a la ética comercial y reduce todas las decisiones a lo puramente económico. El término cultura organizacional se refiere a los valores y normas que comparten los empleados de una organización. Los valores son ideas abstractas sobre lo que un grupo considera bueno, correcto y deseable, mientras que las normas son las reglas y guías sociales que dictan la conducta propia de cada situación. Así como las sociedades tienen culturas como las tienen las organizaciones sociales, en conjunto valores y normas moldean la cultura de una organización comercial, cultura que ejerce una gran influencia en la ética de la toma de decisiones empresariales.

Robert Bryce explica que la cultura organizacional de la ahora en quiebra multinacional de energía Enron se fundaba en valores que privilegiaban la codicia y el engaño. De acuerdo con Bryce ponían el ejemplo los administradores, que realizaban transacciones personales para enriquecerse ellos y sus familiares. Relató que el ex director ejecutivo de Enron, Kenneth Lay, no dejó, de servir a su familia con la cuchara grande de la empresa. Cuando un auditor interno recomendó que la compañía cambiara de agencia para funcionar mejor, poco tiempo pasó para que lo despidiesen.

En 1997, Enron compró una compañía del hijo de Lay, Marck Lay, que quería establecer una empresa comercializadora de papel y productos de pulpa de papel. En aquella época, Marck Lay y otra compañía que controlaba estaban sometidas a investigaciones de las autoridades federales por quiebra fraudulenta y desfalco. Como parte del trato, Enron firmó con Marck un contrato de tres años como ejecutivo, en cuyo lapso se le garantizaba un pago de por lo menos un millón de dólares más la opción de pronta de alrededor de 20 000 acciones de Enron. Con Kennetn Lay como ejemplo, no sorprende que las transacciones personales se convirtiesen en epidemia en Enron.

4.  EXPECTATIVAS DE DESEMPENO POCO REALISTAS  

La presión de la matriz para que las filiales alcancen metas de desempeño, como realistas, son solo posibles si se toman atajos y se actúa de manera inmoral. Bryce expone este mecanismo en Enron. El director ejecutivo que sucedió a Kenneth Lay, Jeff Skilling, fijó un sistema de evaluación de desempeño que cada seis meses recortaba a 15% de quienes quedaban por debajo de la marca. Así se generó una cultura de “olla de presión” con un enfoque miope en el desempeño de corto plazo. Algunos ejecutivos e intermediarios de energía respondieron a la presión falsificando su desempeño para que pareciera que había rendido más, la lección de la debacle de Enron es que una cultura organizacional puede legitimar una conducta que la sociedad considera inmoral, en particular cuando se combina con metas de desempeño irreales, como maximizar el rendimiento económico de corto plazo a cualquier costo. En estas circunstancias, es más probable que los administradores pasen por alto su ética personal y se conduzcan en forma no ética. En el mismo sentido, la cultura de una organización puede hacer lo contrario y reforzar la necesidad de mostrar un comportamiento ético. Por ejemplo, en Hewlett-Packard, Bill Hewlett y David Packard, fundadores de la compañía, defendieron un conjunto de valores conocidos como “el estilo HP” los que determinan que la forma de hacer negocios en la corporation, tienen un componente ético importante. Destacando la necesidad de confiar y respetar a las personas, la comunicación abierta y el interés por los empleados como individuos.

5.  LIDERAZGO

Los ejemplos de Enron y Hewlett-Packard señalan la quinta causa básica de comportamiento inmoral: Liderazgo. Los líderes contribuyen a fijar la cultura de la organización y ponen el ejemplo para los demás. Con frecuencia, los empleados de la empresa se guían por lo que hacen sus jefes, y si éstos no se comportan de manera ética, ellos tampoco lo harán. Por ejemplo, Enron tiene un código de ética al que Kenneth Lay se refería a menudo, pero sus acciones de enriquecimiento familiar pesaron más que sus palabras.


CAPÍTULO III                                                                                                     ENFOQUES FILOSÓFICOS SOBRE LA ÉTICA


1.  DOCTRINAS AMORALES                                           

Las doctrinas amorales de la ética empresarial son producto de estudiosos de la materia cuyo objetivo primordial es demostrar que ofrecen una guía inadecuada para tomar decisiones éticas en una empresa multinacional. En la bibliografía se suelen abordar cuatro doctrinas: la doctrina Friedman, el relativismo cultural, el moralista recto y el inmoralista inocente. Todos estos enfoques tienen algún valor, pero son muy insatisfactorios. Sin embargo, algunas empresas lo adoptan.

1.1.La doctrina Friedman

En 1970, el economista premio Nobel Milton Friedman escribió un artículo lo que desde entonces se convirtió en una doctrina amoral, que los estudiosos de la ética de los negocios exponen solo para despedazarla.
La postura básica de Friedman es que la única responsabilidad social de las empresas es aumentar las utilidades, siempre que observen la ley. Rechaza explícitamente la idea de que las empresas deban realizar gastos sociales aparte de los que exige la legislación y los que sean necesarios para su buen funcionamiento.
Por ejemplo, sostiene que mejorar las condiciones laborales por encima de la ley, y de lo necesario para aumentar al máximo la productividad de los empleados, reduce las utilidades y por lo tanto no es apropiado. Opina que una empresa debe maximizar sus utilidades por que es la manera de  optimizar los rendimientos que se deben a los dueños de la empresa: sus accionistas. Luego, si los accionistas quieren usar las ganancias para hacer inversiones sociales, en su derecho, pero los administradores no deben tomar esta decisión por ellos.
Aunque Friedman habla más de la responsabilidad social que de ética empresarial como tal, los expertos en esta materia equiparan responsabilidad social con comportamiento ético, y en consecuencia piensan que Friedman también se oponen a la ética en los negocios. Sin embargo, no es del todo cierto que Friedman argumente contra la ética, pues el mismo dice: Hay una, y solo una, responsabilidad social de las empresas: usar sus recursos y dedicarse a las actividades destinadas a aumentar sus utilidades, siempre que respeten las reglas del juego, lo que equivale a entregarse a la competencia abierta y libre, sin engaños ni fraudes.
En otras palabras Friedman afirma que las empresas deben conducirse de manera ética, sin engañar ni cometer fraudes.
Sin embargo, sus argumentos no resisten una investigación seria, sobre todo en el ámbito de los negocios internacionales, en los que ‘‘las reglas del juego’’ no están bien definidas o varían de manera notable entre los países. Volvamos al caso de las fábricas donde se explota la mano de obra. Quizá el trabajo infantil no sea ilegal en un país en desarrollo, y maximizar la productividad no requiera que una empresa  multinacional deje de recurrir a esa mano de obra; pero de todos modos es inmoral explotar el trabajo de loa niños porque contradice ideas muy universales sobre lo correcto. Del mismo modo, tal vez no haya reglas contra la contaminación en un país subdesarrollado, y gastar en controlarla reduzca las utilidades de la empresa, pero, según nociones generales de moralidad, se debe sostener que de todos modos es inmoral arrojar contaminantes tóxicos a ríos o envenenar por aire. Además de las consecuencias de esa contaminación, hay secuelas mundiales por que los contaminantes degradan dos recursos comunes planetarios indispensables para todos: la atmosfera y los mares.

 

1.2.Relativismo cultural

Sostiene la opinión de que la ética no es más que un reflejo de una cultura, y que, por consiguiente, las empresas deben adoptar las normas éticas de la cultura donde operan. Este enfoque se resume en la máxima: “a donde puedes, has lo que vieres”. En su versión más radical, afirman que si una cultura es esclavista, es correcto recurrir a esclavos en ese país. El relativismo cultural rechaza implícitamente nociones universales de moralidad que trasciendan las culturas, cuando, como diremos más adelante, en todas las culturas se encuentran algunas ideas morales comunes.
Algunos especialistas en ética, aunque rechazan el relativismo cultural en su forma más extrema, afirman que de todos modos posee algún valor. Los valores y normas sociales difieren entre las culturas y otro tanto pasa con las costumbres, de lo cual se desprende que ciertas prácticas empresariales son éticas en un país pero no en otro. En efecto, los pagos de facilitación que acepta la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero pueden verse como la aceptación de que, en algunos países, es necesario hacer estos pagos a los funcionarios del gobierno para cumplir los tramites, y aunque desde el punto de vista ético no es deseable, por lo menos es aceptable.
Ahora bien, no todos los filósofos morales ni todas las compañías están de acuerdo con esta solución pragmática. La experiencia de la petrolera BP indica que las compañías no deben valerse del relativismo cultural para justificar una conducta con bases éticas dudosas, aunque el comportamiento sea legal y aceptado en el país donde la compañía hace sus negocios.

 

1.3.     El moralista virtuoso

Un moralista virtuoso afirma que los criterios éticos del país de origen de una multinacional son los que deben aplicarse en otros países. Este enfoque es característico de los administradores de naciones  desarrolladas. A primera vista parece renovable, pero también pueden crear problemas.
Consideremos el ejemplo siguiente. Un ejecutivo de un banco estadounidense de la sucursal local recomendó que se declararan muchas menos utilidades con objeto de reducir el impuesto sobre la renta. El administrador insistió en que el banco hiciera una declaración exacta de sus utilidades, al estilo de Estados Unidos. Cuando las autoridades fiscales italianas auditaron la empresa, le informaron que debía tres veces más de impuestos de los que pagó, porque el fisco suponía por rutina que todas las empresas reducen dos terceras partes de su declaración. A pesar de sus protestas, no pudo cambiar la nueva cobranza. En este caso, el moralista virtuoso se metió en un problema a causa de las normas culturales prevaleciente en el país donde opera.
La principal crítica al enfoque del moralista virtuoso es que se llega demasiado lejos. Hay ciertos principios morales universales que no deben violarse, pero no siempre se debería de que lo correcto sea adoptar las normas del país de origen.

 

1.4.     El inmoralista inocente

El inmoral inocente asegura que si un administrador de una multinacional se percata de que las empresas de otras naciones no siguen normas éticas en el país anfitrión, él tampoco debe hacerlo. Un ejemplo clásico es el llamado problema del traficante de drogas. En una variante del problema un administrador estadounidense en Colombia paga por rutina a un narcotraficante local para que no ponga una bomba en su planta ni secuestre a ninguno de sus empleados. El administrador explica que estos pagos tienen justificativo ético, porque todos lo hacen.
La objeción es doble. En primer lugar no basta declarar que un acto se justifica porque todos lo hacen. Si las empresas de un país emplean a niños de 12 años y los hacen trabajar 10 horas diarias, desde el punto de vista moral no está bien. No tiene que acatar las prácticas locales y puede decidir no invertir en un país donde son tan abominables.
En segundo lugar, la multinacional debe aceptar que tiene capacidad una práctica común de un país. Puede ejercer su poder con una finalidad moral positiva.
Volviendo al traficante podría argumentarse que los pagos tienen una justificación ética, no porque todos los hagan, sino porque no hacerlo causaría un daño mayor (es decir, si el narcotraficante no cobra nada, mataría y secuestraria a los empleados de la empresa), Otra solución es negarse a invertir en un país donde el imperio de la ley es tan débil que los delincuentes exigen dinero a cambio de protección. Sin embargo, esta solución tampoco es perfecta, porque se niega a los cuidados obedientes de la ley los beneficios de las inversiones de la multinacional (es decir, puestos de trabajo, ingresos, crecimiento económico). Es obvio que el problema del traficante de drogas constituye una de esas inabordables disyuntivas morales para las que no hay una solución correcta obvia, y los administradores necesitan una guía moral para encontrar una salida aceptable.

2.  ÉTICA UTILITARIA Y  KANTIANA

Estos enfoques se establecieron en los siglos XVIII y XIX, y, aunque han sido superados por doctrinas modernas también forman parte de la tradición sobre la que ésta se asienta.

2.1.     Utilitarismo

El utilitarismo en la ética de los negocios se remonta a filósofos como David Hume (1711-1776), Jeremy Bentham (1784.1832) y John Stuart Mill (1806-1873). El utilitarismo sostiene que la valía moral de actos o prácticas se determina por sus consecuencias. Un acto es deseable si lleva el mejor equilibrio de buenas consecuencias sobre las malas. El utilitarismo se dirige a la maximización del bien y la minimización del daño. Reconoce que los actos tienen múltiples consecuencias, algunas buenas en el sentido social y otras nocivas, Como filosofía de la ética empresarial, centra la atención en la necesidad de ponderar con cuidado todos los costos y beneficios sociales de una acción comercial, y empeñarse solo en las acciones cuyo beneficios superan a los costos. Las mejores decisiones, desde el punto de vista utilitario, son las que producen el mayor bien para el mayor número de personas.
Muchas empresas adoptan herramientas concretas, como análisis de costo y beneficio, y evaluación de riesgos, con una base sólida en el utilitarismo. Los administradores acostumbran ponderar los beneficios y costos de una acción antes de emprenderla. Una compañía petrolera que piensa perforar en una reserva de la fauna tiene que ponderar las ventajas económicas de aumentar la producción de petróleo y la generación de puestos de trabajo contra los costos de la degradación de un ecosistema frágil.
Con todo su atractivo, el utilitarismo tiene graves inconvenientes como enfoque de la ética empresarial. Un problema es la medición de beneficios, costos y riesgos de una acción antes de emprenderlas. En el caso de la petrolera que estudia perforaciones ¿Cómo medir el daño potencial al ecosistema de la región? En general, los filósofos utilitaristas aceptan que no siempre es posible medir los beneficios, costos y riesgos, en principio por falta de conocimientos.
El segundo problema del utilitarismo es que no considera a la justicia. El acto que produce el mayor bien para el mayor número de personas puede provocar una situación injusta de una minoría. Tal acto no puede ser ético, precisamente porque es injusto. Por ejemplo, supongamos que con el interés de mantener bajos los costos de los seguros médicos, el gobierno decide examinar a las personas para saber si tienen SIDA y negar la cobertura a los cero positivos. Al reducir los costos de la atención médica, este acto traerá grandes beneficios a un gran número de personas, pero se trataría de un acto injusto porque discriminaría sin razón a una minoría.

2.2.     Ética Kantiana

 La ética kantiana se basa en la filosofía de Immaunel Kant (1724-11804). Sostiene que las personas sostienen deben ser tratadas como fines y no puramente como medios para los fines de otros. Las personas no son instrumentos, como las maquinas. Tienen dignidad, y quieren que las respeten como tales. Explotar a la gente en el trabajo, obligarla a laborar muchas horas por poco sueldo y malas condiciones, es una falta de ética porque de acuerdo con la filosofía kantiana trata a las personas como los engranes de una máquina y no como seres morales conscientes que tienen dignidad. Aunque los filósofos morales contemporáneos consideran incompleta la ética kantiana (por ejemplo, el sistema no deja lugar para las emociones ni sentimientos morales, como la simpatía o el interés por  los demás), aún resuena en el mundo moderno la noción de que debe respetarse a la genta y tratarla con dignidad.

3.  TEORIAS DE LOS DERECHOS

 En el siglo XX aparecieron las teorías de los derechos, que afirman que los seres humanos tenemos derechos y privilegios esenciales que transcienden culturas y fronteras nacionales. Los derechos establecen la mínima conducta moral aceptable. Una definición común de derecho fundamental lo define como aquel que tiene la prescindencia sobre el bien colectivo. Así, diríamos que el derecho a la libertad de expresión es un derecho fundamental que tiene precedencia sobre el interés del Estado en la  armonía civil o el consenso moral. Los teóricos de la moral afirman que los derechos humanos esenciales forman la base de la guía moral con que deben conducirse los administradores cuando toman decisiones que tienen un componente ético. Más precisamente, no deben realizar actos que lesionen estos derechos.
La idea de que hay derechos fundamentales que trascienden  las culturas y las fronteras nacionales fue el estímulo básico de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, firmada por casi todos los países del planeta y que sienta principios básicos que deben acatarse siempre, sin que importe la cultura en la que se opere. Al secundar la ética kantiana, en el artículo I de la declaración se afirma:
Art. 1
Todos los seres humanos naces libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.}
En el artículo 23 de la declaración que se refiere al trabajo,  se lee:
1.   Toda persona tiene derecho al trabajo a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
2.   Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
3.   Todo persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su  familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que  será completada en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social
4.   Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus derechos.
Lo que implican que es inmoral recurrir al trabajo infantil en las fábricas de explotación laboral y pagar menos que el salario de subsistencia, aunque sea una práctica común en algún país. Son derechos humanos fundamentales que trascienden las fronteras nacionales.
Es importante advertir que junto con los derechos surgen las obligaciones. Como tenemos el derecho a la libre expresión, también estamos obligados a respetar la libre expresión de los demás. La noción de que las personas tienen obligaciones se anuncia en el artículo 29 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
Art. 29: Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que solo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
En el contexto de una teoría de los derechos, algunas personas o instituciones están obligadas a dar prestaciones o servicios que resguarden los derechos de los demás. Estas obligaciones recaen también en más de una clase de agente morales (un agente moral es toda persona o institución capaz de realizar actos morales, como un gobierno o corporación).

 

4.  TEORIAS DE LA JUSTICIA

Las teorías de la justicia pretenden lograr una distribución justa de los bienes y servicios económicos. Una distribución justa es la que se considera imparcial y equitativa. No hay una sola teoría de la justicia, y las que hay se contradicen en varios aspectos importantes. Aquí nos concentraremos en una teoría en particular, que además de ejercer mucha influencia, tiene indicaciones éticas relevantes. Se trata de la teoría del filósofo John Rawls, quien argumenta que todos los bienes y servicios económicos deben distribuirse de manera equitativa, excepto cuando tal distribución redunde en una ventaja para alguien.
Según Rawls, los principios validos de la justicia son aquellos con las que todas las personas estarían de acuerdo si considerasen la situación con libertad e imparcialidad. La imparcialidad se garantiza con un medio conceptual que Rawls llama el velo de ignorancia. Debajo del velo se imagina a todos ignorantes de características personales, como raza, sexo, inteligencia, nacionalidad, origen familiar y talentos especiales. A continuación, se pregunta qué sistema diseñaría la gente bajo un velo de ignorancia. En estas condiciones, la gente estaría unánimemente de acuerdo en dos principios fundamentales de justicia.
El primero es que a cada persona debe permitírsele la mayor libertad básica compatible con una libertad semejante para los demás. Rawls considera que este conjunto de derechos comprende la libertad política (por ejemplo, el derecho al voto), la libertad de expresión y de reunión, libertad de conciencia y de pensamiento, libertad y derecho a la propiedad personal, y garantía contra detenciones y arrestos arbitrarios.
El segundo principio es que cuando se garantiza la igualdad de las libertades básicas puede permitirse la desigualdad en la posesión de los bienes sociales básicos (como el ingreso, la distribución de la riqueza y las oportunidades) solo si beneficia a todos. Rawls acepta que las desigualdades pueden ser funcionales si el sistema las produce para ventaja de todos. Más en concreto, formula lo que llama el principio de la diferencia, que consiste en que las desigualdades se justifican si benefician la posición de menos aventajados. Así, por ejemplo las grandes variaciones en ingreso y riqueza se pueden considerar justas si el sistema de mercado que produce esta distribución desigual también beneficia a los miembros menos favorecidos de la sociedad. Cabe argumentar que eso es justamente lo que hace una economía de mercado bien regulado y de libre comercio cuando promueve el crecimiento económico. Por lo menos en principio las desigualdades inherentes a ese sistema son, entonces, justas (en otras palabras, la pleamar del aumento de la riqueza que genera una economía de libre mercado y comercio levanta todas las embarcaciones, aun las más deterioradas).
En el contexto de los negocios internacionales, la teoría de Rawls adopta una perspectiva interesante. Los administradores deben preguntarse si las políticas que adoptan en sus operaciones en el extranjero se deben considerar justa tras el velo de ignorancia. Por ejemplo, ¿Es justo pagar a los trabajadores de otro país menos que a los de la patria de la empresa? De la teoría de Rawls se desprende que si lo es, siempre que la desigualdad beneficie a los miembros menos aventajados de la sociedad mundial (que es lo que indica la teoría económica). De otro modo, es difícil imaginar que los administradores bajo el velo de ignorancia puedan diseñar un sistema en el que se pague a los empleados extranjeros sueldo de subsistencia a cambio de largas horas en condiciones de explotación y exposición a materiales tóxicos. Según la teoría de Rawls estas condiciones trabajo son injustas y, por lo tanto, es inmoral aceptarlo. Del mismo modo, bajo el velo de ignorancia, la mayoría de la gente diseñaría un sistema que confiriera cierta protección contra la degradación ambiental de los recursos comunes planetarios, como los mares, la atmosfera y los bosques tropicales. En la medida en que esta degradación se produzca, se deduce que es injusta y por extensión, inmoral, que los actos de las compañías contribuyan al deterioro de los recursos comunes.
 Por todo ello el velo de ignorancia de Rawls es una herramienta conceptual que aporta una guía moral a los administradores para superar problemas morales complejos.








NEGOCIOINTERNACIONALES: COMPETENCIA EN EL MERCADO GLOBAL. HILL, Charles W. L.. Editorial: Mc Graw-Hill. 













1 comentario:

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