viernes, 14 de noviembre de 2014

SÍNTESIS LA RIQUEZA DE LAS NACIONES

   



UNA INVESTIGACIÓN SOBRE LA NATURALEZA Y CAUSA DE LA RIQUEZA DE LA NACIONES
Adam Smith

Este libro más conocido como la riqueza de las naciones, es uno de los más importantes en la dimensión económica, documento fundador de la economía clásica y el liberalismo económico, escrito por el Economista Adam Smith, publicado el 9 de marzo de 1776, el cual consta de cinco libros en los que nos habla de puntos muy interesantes que se daban en la época dentro de la economía pues expone la prosperidad de países como Inglaterra o los países bajos, presenta al actuar del hombre movido por el interés personal y a su vez con una simpatía interior que le mueve a desear el bien de la sociedad.
Desarrolla teorías económicas sobre la división del trabajo, el mercado, la moneda, la naturaleza de la riqueza, el precio de las mercancías en trabajo, los salarios, los beneficios y la acumulación de capital. Además examina diferentes sistemas de la economía política,  desarrollando la idea del orden natural.
Precisamente en el primer libro titulado “De las causas del progreso en la capacidad productiva del trabajo y de la forma en que su producto se distribuye naturalmente entre las distintas clases del pueblo”
Nos muestra diversos temas interesantes como la división del trabajo considerado como el mayor progreso de la capacidad productiva o mejora de la productividad de trabajo, pues da como resultado el aumento en la cantidad de productos que una determinada cantidad de trabajadores puede confeccionar, pues la división provoca tres ventajas o características: En primer lugar el aumento de la destreza de cada obrero, pues a medida que repiten la misma tarea van perfeccionándose adquiriendo habilidades por ende ejecutando más rápido la actividad, en segundo lugar está el ahorro de tiempo que mayormente se pierde al pasar de una tarea a otra y por último la invención de un gran número de máquinas, pues como el trabajador se encuentra especializado en una maquina él puede realizar mejoras en ellas para aumentar su productividad.
De esta manera explica que la multiplicación de la producción da lugar a una sociedad bien gobernada, a una riqueza universal que extiende a todas las clases, cada trabajador tiene un gran producto de su trabajo por encima de lo que el necesita, al igual que los otros por lo cual ocurre el intercambio, siendo este el principal motivo para que surja la división del trabajo, es decir el interés personal o el deseo de mejorar su propia condición. Sin embargo esta no es su única motivación, ya que si así fuera, toda negociación sería imposible, por tanto, un hombre es también capaz de comprender el interés personal de su compañero  y de llegar a un intercambio mutuamente beneficioso. Asimismo muestra a la especialización como efecto de la división del trabajo y la extensión del mercado como limitación, ya que cuando este es muy pequeño, nadie se dedicaría sólo a una actividad, por falta de capacidad para cambiar el sobrante del producto de su trabajo.
Una vez establecida la división del trabajo el hombre intercambia para satisfacer sus necesidades es así que es necesario un medio de cambio surgiendo de esa manera la moneda. Esta posibilidad de intercambiar bienes o pagar por ellos hace aparecer a su vez la noción de valor, destacando dos significados: el valor de uso o de utilidad, y el valor de cambio o poder de compra de otros bienes que confiere la propiedad de dicho objeto, estableciendo a su vez la paradoja de valor.
Smith considera el trabajo como la medida efectiva del valor intercambiable de toda mercancía, ya que el valor del trabajo es constante, es la única medida real y definitiva que puede servir, en cualquier tiempo y en cualquier lugar, para valorar y comparar el valor de todas las mercancías. Es decir que este es su precio real; el dinero no es más que su precio nominal.
Para Smith la moneda no es el valor en sí, y la acumulación de moneda no tiene interés económico para un país. La moneda sería más bien una forma de medida práctica del valor de las transacciones y el medio de cambio de este valor. Para cumplir estas funciones, los metales preciosos son particularmente apropiados, puesto que su valor varía poco en periodos de tiempo razonables.
También hace referencia a la formación de precios, pues considera que en cualquier economía moderna estará determinado por tres elementos: el salario, el beneficio y la renta, que constituyen la remuneración de los tres factores de producción: el trabajo, el capital, y la tierra. Smith distingue igualmente tres sectores de actividad: la agricultura, la industria, y el comercio.
Puesto que estos tres elementos se tienen en cuenta en el precio de casi todos los bienes, existe en todas partes una remuneración media para cada uno de ellos, es decir una serie de tasas medias o naturales. El precio natural de un bien debe ser suficiente para pagar la renta, el trabajo y el beneficio que han sido necesarios para su fabricación. El precio de mercado (precio efectivo a las que se venden las mercancías) puede ser más o menos elevado que este precio natural, pero tiende a este debido a la competencia; es decir se regula por la cantidad de mercancía llevada al mercado y la demanda de quienes están dispuestos a pagar el precio natural del artículo (demanda efectiva).
Cuando la cantidad de llevada al mercado está por debajo la demanda efectiva, el precio se eleva sobre el precio natural; cuando excede la demanda efectiva, el precio de mercado cae por debajo del precio natural; cuando, es igual a la demanda efectiva, coinciden el precio de mercado y el natural. De hecho, un productor que no tiene en cuenta esa competencia arriesga su interés personal: si vende sus bienes demasiado caros, pierde a sus clientes, si paga a sus empleados demasiado poco, pierde a estos. El mercado competitivo se encarga así de la producción de los bienes demandados por el público, y remunera a los productores en función del éxito de su producción.
También hace referencia a la formación de un monopolio, el cual al no estar sujeto a la  competencia, puede vender constantemente por encima del precio natural y entonces obtener un beneficio superior a la tasa natural.
La parte de cada uno de los tres elementos que determinan un precio varía según las circunstancias. El nivel de los salarios viene determinado por el enfrentamiento de intereses de los trabajadores y los empresarios: pues los obreros están dispuestos en llegar a un acuerdo para ganar lo máximo posible mientras los empresarios para dar el mínimo posible. Siendo estos últimos los que a menudo tienen ventaja.
Señala que existe un salario mínimo: el salario de subsistencia que permite a un asalariado mantener a duras penas a su familia. A veces incluso, las circunstancias pueden favorecer a los asalariados: cuando los beneficios aumentan, un propietario, un rentista o un capitalista puede mantener a nuevos empleados, lo que hace que aumente la demanda de trabajo; incluso cuando un obrero independiente contrata a empleados. El aumento de la riqueza nacional da lugar entonces a un alza de los salarios del trabajo y los asalariados son los mejor pagados allá dónde la riqueza aumenta más rápidamente, lo cual provoca el aumento de los precios y por ende la limitación del consumo tanto en el interior como el exterior; pero esto mismo hace subir la capacidad productiva y la calidad de mercancías.
Por otro lado el beneficio medio es prácticamente imposible de determinar debido a su gran volatilidad entre sectores y de año en año. Smith propone acercarse al tema estudiando el tipo de interés del dinero. En base a un estudio comparativo entre varios países y varias épocas, concluyendo que a medida que aumentan las riquezas de la industria y del pueblo, el interés disminuye. Si la tasa de beneficio tiende a disminuir, y aumenta la existencia de capital, la reducción de las tasas es compensada por un volumen de partida más importante, puesto que el dinero crea dinero. Asegura asimismo que vale más obtener un beneficio más pequeño con un capital grande, puesto que crecerá más rápidamente, que no un capital pequeño con un beneficio grande.

El equilibrio entre ingresos del trabajo y del capital proviene de la competencia. En un mismo territorio, los beneficios y las desventajas que se producen por los diversos empleos del trabajo y del capital deben ser absolutamente iguales o estar en esa dirección.
Para él, en una sociedad libre, las desigualdades en el salario provienen de la dureza del trabajo o de su propiedad, de su facilidad de aprendizaje, de su regularidad en la ocupación, de su estatus y de sus oportunidades de éxito. De estas cinco fuentes de desigualdad, solo dos influencian sobre la tasa de ganancia del capital: el atractivo y la garantía de recuperación de la inversión.
Sin embargo, señala que el estado en Europa al no dejar las cosas a  entera libertad, es capaz de causar desigualdades muy grandes: restringiendo la competencia o provocándola más allá de su nivel natural, o bien, oponiéndose a la libre circulación del trabajo y de los capitales entre diferentes usos y lugares.
Para finalizar este primer libro nos habla del último componente del precio de un bien, la renta que es el pago que se hace por el uso de la tierra. El propietario hace un contrato que permite usar al arrendatario la parte del producto necesaria para sustentar el capital que produce la semilla, el pago del trabajo, la adquisición y el mantenimiento del ganado, las herramientas, y los beneficios ordinarios del capital asignado a la labranza de la zona. Es lo menos a que puede aspirar el colono para no perder, y el propietario intenta quedarse con la diferencia por encima de aquella porción, como renta de su tierra. La renta es un tipo de precio de monopolio, no vale el mínimo valor posible para el propietario, pero en cambio sí que es el valor máximo posible para el agricultor.
De esta manera se puede decir que hay productos de la tierra que siempre dan renta, otros nunca u otros en ocasiones, el alimento destinado al hombre es la única producción del suelo siempre capaz de dar renta al dueño del suelo. Otros tipos de productos pueden dársela o no según las circunstancias.

Los salarios, el beneficio y la renta, constituyentes del precio, son igualmente los constituyentes de los ingresos; se reencuentra esta identidad en la descomposición moderna del producto interior bruto, donde la producción total es igual al ingreso total. Las tres clases de la sociedad, cuyos ingresos comportan indirectamente los ingresos de toda la población, son los propietarios, los agricultores y los capitalistas.

El interés de estas clases no coincide necesariamente con el interés común. Este es el caso de los propietarios y los agricultores: lo que enriquece a la nación los enriquece de igual manera a ellos. Con respecto a los capitalistas, si la expansión del mercado es provechosa tanto para ellos como para el público, la restricción de la competencia es provechosa solamente para ellos.


El segundo libro titulado: De la naturaleza, acumulación y empleo del capital; consta de cinco capítulos:
En el primero nos explica que la acumulación de capital de una persona o el conjunto de posesiones se divide en dos partes: una destinado al consumo inmediato que no genera ingreso, y otra parte que puede usarse para contribuir a un ingreso del propietario.
Esta segunda parte a su vez es dividida en dos categorías: capital fijo que es capaz de generar beneficio sin cambiar de una mano a otra; y capital circulante que generan beneficios al ser vendidos y reemplazados por otros bienes tales como las mercancías de un comerciante.
El capital fijo está constituido por máquinas, edificios usados para la producción, mejoras aportadas a la tierra y aptitudes y competencias adquiridas por todos los miembros de la sociedad. El capital circulante se compone de dinero, provisiones (alimentos o materias primas) retenidas por los productores o comerciantes y productos acabados pero todavía no vendidos. Todos los capitales fijos provienen en origen de los capitales circulantes y necesitan el consumo de capitales circulantes para ser mantenidos. El objetivo de los capitales es mantener y aumentar la acumulación que sea válida para el consumo inmediato, que alimenta, viste y aloja al pueblo. La riqueza o la pobreza dependen del aprovisionamiento frondoso o escaso que los dos capitales.
En el segundo capítulo Smith hace una distinción entre ingreso bruto e ingreso neto: el ingreso bruto es la suma de la producción de la tierra y del trabajo de un país, mientras que el neto deduce los gastos de mantenimiento del capital fijo y de la parte del capital circulante constituido en moneda.
El dinero por sí mismo no contribuye a la renta nacional: La gran rueda de la circulación es del todo diferente de las mercancías que hace circular. La renta de la sociedad se compone únicamente de estas mercancías, y nunca de la rueda que las pone en circulación. El dinero es un medio de almacenamiento del valor y no es útil al fin y al cabo, simplemente permite ser intercambiado por bienes consumibles. Smith deduce la legitimidad de la moneda en papel, que cuesta infinitamente menos de fabricar que la moneda de plata o de oro.
En el tercer capítulo se presenta una distinción entre el trabajo productivo e improductivo, y como se logra aumentar la acumulación o productividad de la tierra y del trabajo;  el trabajo productivo es el que contribuye a la realización de un bien comercial (el trabajo de un obrero), los cuales son remunerados a partir de un capital, mientras el improductivo no suma o añade nada tal como el servicio de un criado; y son remunerados a partir de una renta o beneficio (ingreso).
A medida que una economía se desarrolla, su capital aumenta y la parte necesaria por el mantenimiento del capital aumenta también. Los capitales aumentan por el esfuerzo constante, uniforme e ininterrumpido de todo individuo con tal de mejorar su suerte. Dedicando más fondos al trabajo productivo, el capital de un hombre ahorrador pone en marcha una producción adicional. Así, lo que es ahorrado es consumido por otros. A la inversa, el malgastador desgasta su capital y disminuye la masa de los fondos disponibles para el trabajo productivo, lo que disminuye el ingreso nacional, incluso si no consume más que bienes nacionales.
Es así que la única manera de aumentar la producción de la tierra y del trabajo es aumentar, el número de trabajadores productivos o la productividad de estos. Esto requiere un capital suplementario, ya sea para pagar a los nuevos trabajadores, o para facilitarles nuevas máquinas o mejorar la división del trabajo.
Un país que tenga un exceso de improductivos invertirá en ellos una parte excesivamente grande de sus ingresos y quedará sin los suficientes para mantener el trabajo productivo a su nivel, lo que provoca una disminución del ingreso nacional año tras año. De la misma manera, si la demanda de trabajo aumenta, los salarios se elevan por encima del nivel de subsistencia; a largo plazo esto provoca un aumento de la población y de la demanda de alimentos, lo que empuja al poder adquisitivo en la dirección del nivel de subsistencia. Aun así nunca vuelve tanto a este nivel, por lo que la acumulación de capitales continúa persiguiéndose, lo cual permite a la sociedad a mejorar su condición.
En el cuarto capítulo nos habla acerca del capital prestado con interés, señala que en un préstamo, lo que desea el prestatario no es el dinero en sí mismo, sino el poder de compra de este dinero; es decir el prestamista le concede el derecho a una parte del producto de la tierra y el trabajo de un país. Y el que lo recibe puede usarlo para consumo inmediato o en una actividad productiva, es decir como capital.
 Cuando el capital total de un país aumenta, la parte disponible para prestar aumenta igualmente y el tipo de interés disminuye, ya que el aumento del capital hace cada vez más difícil obtener un rendimiento en el interior del país, en consecuencia, las diferentes formas de capital entran en concurrencia y su remuneración disminuye al igual que su rendimiento o llamado tipo de interés.
En algunos países, la ley prohíbe el interés. Estas medidas no sirven de nada ya que lo único que se ocasiona es aumentar el daño ya que el prestatario o deudor tenía que pagar no solo el uso del dinero, sino también el riesgo que corre el prestatario al efectuar esa actividad fuera de la ley. Smith no cuestiona la usura pero si dice que debe ser ligeramente superior a la tasas más bajas usadas, lo cual permite favorecer a los mejores prestatarios sin dejar de lado a los demás.
Finalmente el capítulo cinco nos habla acerca de los usos del capital, distinguiendo cuatro: Suministrar directamente un producto en bruto, transformar un producto bruto en acabado, transportar un producto en bruto o acabado allí donde sea demandado y dividir un producto en pequeñas partes adaptadas a las necesidades diarias de los consumidores. Si lo comparamos con la actualidad el primer uso corresponde al sector primario , el segundo al sector secundario y los otros dos pertenecen al sector terciario.
La cantidad de trabajo implementada para una cantidad determinada de capital depende del sector de actividad. Es en la agricultura donde el capital es el más productivo: sirve no sólo al trabajo del granjero, sino también en el de sus trabajadores y bestias. La ganancia del granjero permite la reproducción del capital, y de la renta. Vienen después, por orden decreciente, las manufacturas, el comercio al por mayor (interior y después internacional) y al final el comercio al por menor.
En el caso del comercio internacional, un país debe exportar su excedente de producción no consumido por la demanda interior, con el fin de cambiarlo por cualquier producto que le sea demandado. Un país que alcanza una cantidad significativa de capital suficiente para satisfacer la demanda interna, utiliza el excedente para satisfacer la demanda de otros países.
En el tercer libro titulado: De los diferentes progresos de la riqueza en las distintas naciones. Consta de tres capítulos:
·         Progreso natural de la riqueza:

En este destaca que la más importante actividad comercial es la que se efectúa entre los habitantes de las ciudades y el campo. El campo provee las materias primas y la ciudad las paga, a su vez reintegrando con producción manufacturera, mediante el uso de la moneda o el papel moneda. Presentando una ganancia recíproca.

El aumento de los habitantes y del ingreso de una de las partes beneficia a la otra, por el ofrecimiento del mercado, de cuya ventaja participaron los dos. El progreso del campo precede al de la ciudad; puesto que hay que atender las necesidades primarias que surgen para el sustento, como también las que se dan luego por las comodidades y el lujo. Lo que necesita la ciudad para manufacturar esta proporcionado con el incremento de la demanda del campo, aumento que no puede lograrse si no hay mejoras en los cultivos.
De acuerdo con el curso natural de las cosas, se invierte primero la mayor parte del capital en la agricultura, luego en las manufacturas, y por último en el comercio exterior.

·         Declinación de la agricultura en Europa luego de la caída del Imperio Romano

A la caída del Imperio Romano, hubo caudillos y jefes de naciones que se quedaron con la mayor parte de las tierras conquistadas. Las leyes de primogenitura impidieron la posterior división de la tierra por los derechos sucesorios.

Cuando la tierra se volvió una herramienta de poder y de posesión, se la paso a un solo sucesor sin ser dividida, para no debilitar el bien. Se prefirió al varón, y de estos al mayor constituyendo la sucesión lineal, se enriquece a un hijo y se empobrece a los otros, pero no se fragmenta la herencia. Los arrendatarios que ocupaban las tierras dependían de los deseos del señor.

Era una esclavitud benigna, y más que al amo, pertenecían al terreno, estaban vinculados a la tierra y no podían adquirir propiedades. Si los propietarios no efectuaban mejoras en el suelo, como consecuencia de su situación, menos podían hacerlo los arrendatarios.

·         Fundación y progreso de las ciudades luego de la destrucción del Imperio Romano

Al inicio después de la caída del imperio Romano no hubo tanta distinción, pues los habitantes de las ciudades no eran más beneficiadas que las del campo pero si, las ciudades fueron las primeras en obtener la libertad estableciéndose en estas el orden y el buen gobierno con libertad y seguridad para los pobladores. Esto a su vez provocó que los individuos procuraran mejorar su condición y lograr, aparte de lo necesario para la subsistencia, la posibilidad de conseguir ciertas comodidades y placeres.
En las ciudades comerciales se importaban artículos de lujos desde países ricos, y los compraban a cambio de notables cantidades de productos originarios de sus tierras, en resumen, cambiaban materia prima por productos manufacturados. En algunas ciudades, para ahorrar el costo del transporte, se montaron fábricas que imitaran los productos extranjeros y se mejoraron las que existían con anterioridad.

·         Como el comercio de las ciudades hizo progresar a los sectores rurales

La riqueza de las ciudades colaboro de tres formas con las zonas rurales que tenían a su alrededor: Promoviendo el cultivo y las mejoras del suelo, porque las manufacturas y el comercio de las ciudades fueron la causa y el motivo de ese impulso. Segundo, hubo habitantes que invirtieron en compras de tierras, porque el individuo que posee ciertos recursos piensa en ubicar parte de su pequeño capital en esa inversión. Y finalmente, impusieron el orden y seguridad, tal como sucedía en las ciudades.

En el cuarto libro titulado: De los sistemas de economía política, en este Smith analiza al detalle el sistema mercantilista británico y sus efectos perversos.
Se sostenía que la riqueza de una nación estaba en la acumulación de oro y plata, y era necesario para la conquista de nuevas colonias, por lo cual se restringió su exportación y los países que no poseían minas podrían adquirirlos mediante una balanza comercial positiva, el propósito principal de la política económica necesariamente pasó a ser el disminuir en todo lo posible la importación de bienes para consumo local y el aumentar todo lo posible la exportación de la producción nacional.

Es así que sus dos principios para enriquecer al país, fueron:
·         Las restricciones a la importación las cuales fueron de dos clases: Una es la que se hace sin tener en cuenta el país de origen, y la otra es con los que tienen cierta influencia en la balanza de comercio.
·         Estímulos a la exportación: Devolución de ciertos impuestos o derechos y primas que se dan para estimularla. También se hacen tratados con otros países para conseguir los efectos deseados.

Todo esto debía aumentar las reservas de oro y plata del país y favorecer la balanza de comercio. Sin embargo Smith sostenía que la riqueza de una nación esta dada por el dinero o por el oro o plata, si no por lo que el dinero puede comprar y solo vale únicamente por eso (lo que puede comprar), además que para entablar guerras no era necesario su acumulación, ya que las flotas y ejércitos se mantenían no con oro y plata sino con bienes de consumo, añadió que no se podría dar mayor importancia al dinero que a otra mercancía, además sostuvo que al abrir el comercio, las impulsa a perfeccionar y aumentar las fuerzas productivas para que desarrollen el producto anual, ósea la riqueza, así como la renta efectiva de la nación.

En este libro detalla cada característica del sistema mercantil, tal es el caso de las restricciones a las importaciones de las mercaderías que podrían producirse en el país. Por medio de limitaciones a las importaciones se logra un monopolio del mercado interno de la industria nacional, lo cual produce un incentivo para los industriales, moviendo un capital y un trabajo nacional hacia esas manufacturas, pero sin que eso signifique un poderoso aumento de la actividad económica del país. No existe regulación comercial que posibilite aumentar la actividad económica de una sociedad fuera de los límites de lo que su capital pueda mantener.

Para él, la motivación del comercio internacional, como de cualquier comercio, es aprovecharse de la división del trabajo. Si un país ofrece mercaderías a precio más barato que el que resultaría fabricarlo internamente, sería más conveniente adquirirlas, dando por ellas parte del producto de nuestra propia actividad económica. Así se permite que esta se dedique a los rubros con los que saque más ventaja del extranjero. La ventaja absoluta de un país puede ser natural (clima) o adquirida (conocimiento).
Smith se opone en virtud de este principio a cualquier política de control o restricción del comercio, cuyo efecto no hace más que disminuir la importancia del mercado potencial, lo que limita la extensión de la división del trabajo y por lo tanto la renta nacional. Las medidas mercantilistas dirigidas a proteger la industria no aumentan el ingreso total, sino que desvían una parte de su uso natural.
                                                                                                                                                                                            Sin embargo destaca dos situaciones en las que conviene en general colocar un gravamen sobre los productos extranjeros. La primera se refiere a las ramas de las industrias necesarias para la defensa del territorio. La segunda es cuando, para fomentar la industria nacional, si hay algún impuesto sobre un artículo, se hace lo mismo, con un monto más elevado, sobre el de procedencia extranjera. Hay que hacerlo con discreción por dos motivos. Primero, para conseguir que  en el cambio se mantenga un precio adecuado. Y segundo, para que ello no genere falta de empleo para los que se ganan el sustento con esas labores.
La segunda forma en que se procura incrementar la cantidad de oro y plata se hace con restricciones especiales sobre la introducción de casi todas las mercaderías que lleguen de aquellas naciones con las que se considera que la balanza comercial es desfavorable, lo cual es irracional a la vista del sistema mercantil. De cualquier manera, hay que considerar que muchos artículos importados pueden revenderse al exterior con la consiguiente ganancia, para lo cual deberá tenerse en cuenta también el estado de créditos y débitos con el tercer país.
Para saber cómo se inclina la balanza comercial hay que analizar los registros de aduanas y el giro de cambio extranjero, aunque hay incertidumbre sobre su exactitud. Cuando las monedas de bancos son de mejor condición que la común del país implica beneficio (una diferencia) mayor o menor, según la degradación que sufra con respecto al patrón monetario del estado. El cambio entre dos naciones, una de las cuales paga en dinero bancario y la otra en moneda corriente, es común que se dé a favor de la primera, porque paga en una moneda que mantiene constante su valor intrínseco, mientras que la otra lo tiene con variaciones por encima o por debajo de su título legal.
Los impedimentos extraordinarios son irrazonables, aunque tengan en consideración principios distintos, Es absurda la doctrina de la balanza de comercio sobre la cual se basan las restricciones y reglamentos comerciales. Un comercio que se realiza sin la fuerza y la violencia de las primas y los monopolios se manifiesta de una forma normal, por lo tanto es ventajoso para los dos países, aunque esa ventaja no sea igual para ambos.
En cuanto a la intervención en las exportaciones, se otorgan concesiones de primas o subvenciones a la exportación para los productos sobre los cuales no puedan operarse sin esa ayuda de determinada para así esas ramas de la industria nacional puedan lograr buenas condiciones de venta  en el extranjero.
Una de las consecuencias forzadas que produce esta aplicación consiste en que el comercio de la nación marchara por caminos menos favorables que aquellos que hubiese recorrido de manera natural. Sea cual sea el resultado, lo tiene a expensas del mercado interno.
La aplicación de la prima desalienta las manufacturas, sin que les dé a los agricultores y hacendados grandes ventajas; ingresa cierta cantidad de moneda a estos, pero baja su valor real. Se concluye que un negocio que no puede prosperar sino es subvencionado por una prima es un negocio que produce perdida. En general, retardan y no adelantan las mejoras en sus fincas porque la sociedad tiene afectados sus intereses, y los progresos de aquellos productores necesariamente dependen de la actividad económica general del país.
Otro medio para favorecer las exportaciones son los tratados de comercio, por medio de él se permite la entrada de productos de otro país exceptuándolo del pago de ciertos derechos le otorga una ventaja a aquel  o bien a sus comerciantes y fabricantes. Al no pagar los gravámenes como si lo hacen otros países, logran una especie de monopolio en el de introducción, al no hacerlo en libre competencia con los demás países. Esto coloca a los fabricantes nacionales en situación de vender más barato, pero no por debajo de lo necesario, para reponer el capital empleado a fin de colocarlo en situación de venta.
De estos tratados, el país que otorga las ventajas espera, a la larga, venderle a la otra nación más de lo que hubiese podido, al final, la balanza en oro y plata se inclinara a su favor.
Dentro de este capítulo también se resalta el establecimiento de nuevas colonias, que en tiempos mercantilistas se dio por el aumento de la población, una vez descubiertas éstas, los países europeos se apropiaron de sus recursos minerales más atractivos el oro y la plata. Al pasar el tiempo ésta empezaron a surgir pues los colonizadores llevaron conocimientos agrícolas y de organización gubernamental, ocasionando un desarrollo de algunas sobre otras tal es el caso de las inglesas por el tipo de instituciones que favorecían su desarrollo, guiadas por una conducta más liberal y menos opresiva.
Con el descubrimiento de estas tierras Europa obtuvo ventajas generales, como el aumento de su actividad económica, para sí, y con terceros países, y la introducción de mercaderías que contribuyeron a incrementar sus satisfacciones de otros productos, mayor dominio territorial, etc.
Los preceptos del sistema mercantil sacrifican al consumidor en beneficio al productor, colocándolo como el objeto y la finalidad del comercio. Pues los inventores del sistema mercantil no fueron los consumidores, sino los productores, los comerciantes y los fabricantes. Es así que todas esas restricciones e incentivos se estipularon únicamente para favorecer a éste. Adam Smith detalla que el consumo es el fin de la producción, y por lo tanto, solo debe fomentarse el interés de los de los productores, cuando, por ese medio se promueve al consumidor.
Así como habló acerca del sistema mercantil, también se refirió a los que opinan que el producto de la tierra es el único  y exclusivo origen y fuente de la riqueza o de la renta del país. En este apartado habla de colbert quien trato de poner restricciones a unas actividades y privilegios a otras, en general, estaba dispuesto a fomentar las actividades económicas en las ciudades que en el campo. Por ejemplo: en Francia se prohibió toda exportación de granos, con lo cual se desanimó la actividad agrícola. Los defensores de la actividad agrícola se fueron al otro extremo. Para ello, tuvieron en cuenta tanto a los propietarios de la tierra como a los cultivadores, colonos (la “clase productora”), los artesanos, fabricantes y comerciantes (“clase improductiva”).
Los gastos que realizan los propietarios y los colonos se consideran productivos para el sistema. Respecto del trabajo de las otras personas, estiman que solo reintegran el capital invertido, más el beneficio ordinario, y que, por lo tanto es improductivo y estéril al no producir un valor nuevo lo cual es falso. Si bien, a esa clase se la juzga improductiva, es útil a las otras, al procurar adquirir mercaderías extranjeras y productos manufacturados propios, contribuyendo indirectamente al aumento del producto anual de la tierra. Por lo tanto, no les interesa  a las “clases productivas” desalentar la actividad de las otras, ni a estas últimas estar en contra de las primeras.
El intercambio de mayor importancia de una nación es el que produce entre la ciudad y el campo; consiste en determinada cantidad de productos primarios que se cambian por esta cantidad pero de productos manufacturados, los sistemas que abogan por la sola importancia de la actividad agrícola son más irrazonables y contradictorios que el propio sistema mercantil.
Finalmente Smith señala que cualquier sea el sistema que fuerce las cosas hacia cierta actividad económica fuera de lo que se daría naturalmente es ruinoso y retarda los avances de la sociedad hacia la grandeza, al disminuir el valor real del producto anual de la tierra y el trabajo. Todo hombre debe proceder con libertad natural y dirigir sus ocupaciones hacia las más ventajosas para la sociedad.
Además señala funciones para el estado: proteger a la sociedad de la violencia e invasión de otras sociedades independientes; debe también protegerla de la violencia y la opresión interna y hacer obras públicas que sean para bien de la sociedad.
Precisamente en el quinto libro titulado: De los ingresos del estado, nos habla de las funciones del estado y presenta además las cuatro etapas de desarrollo caracterizadas por su modo de subsistencia:

·         Los pueblos cazadores,
·         Los pueblos pastores,
·         Las naciones agrícolas o feudales,
·         Las naciones comerciantes.

La organización social se desarrolla en cada época y permite a su vez un desarrollo económico renovado. Permite también un aumentado refinamiento en el arte de la guerra. Con los cazadores y los pastores, toda la tribu puede ir a la guerra; en las naciones agrícolas o feudales una parte de la población tiene que quedarse para cultivar la tierra. En una sociedad civilizada, los soldados eran mantenidos completamente por el trabajo de los que no eran soldados, el número de los primeros no puede ser superior de los que están en situación de mantenerlos.
Las instituciones se desarrollan en cada nueva etapa, sobre todo a consecuencia de la aparición de los derechos de propiedad, que tienen que ser defendidos. La tercera etapa establece un lugar de intercambio mutuamente beneficioso entre las ciudades y el campo, que prefigura el beneficio del comercio internacional, Smith admite sin embargo que los beneficios son repartidos de forma desigual. El sistema de libertad natural corresponde a las instituciones necesarias para la cuarta etapa.
Smith no esconde la mala opinión que tiene de soberanos y príncipes. Son costosos, propicios a la vanidad, frívolos e improductivos. Pero les otorga un rol bastante más modesto:
·         proteger a la sociedad contra toda violencia interior o exterior,
·         proteger a todos los miembros de la sociedad de la injusticia o la opresión causada por uno de sus miembros,
·         proporcionar infraestructuras e instituciones públicas, que son beneficiosas para la sociedad, pero que un empresario privado no puede financiar por sí mismo.
El ejercicio y la financiación de la justicia son una responsabilidad bastante importante para Smith. La justicia está íntimamente implicada en las disputas sobre los derechos de propiedad y las relaciones económicas. A menudo, la defensa de la propiedad no es justa por sí misma: El gobierno civil, en tanto que tiene por objeto la seguridad de las propiedades, es, en la realidad, instituido para defender a los ricos de los pobres, o bien, a aquellos que tienen propiedades frente a los que no tienen. Pero en un país donde la administración de justicia es relativamente imparcial, esta protege la propiedad de todos, incluyendo a los pobres.
El suministro de bienes públicos es la tercera función indispensable del gobierno. Smith distingue claramente las políticas mercantilistas de ayuda a los sectores definidos (que aprovechan a los comerciantes de estos sectores en detrimento del resto de la población), que son de hecho las que ponen trabas al crecimiento, de las que están en condiciones de aumentar la renta nacional. De entre estas, distingue incluso las infraestructuras rentables (que pueden ser financiadas con el pago por su uso) de aquellas, generalmente útiles pero no directamente rentables, que el gobierno tiene que financiar. Además de infraestructuras físicas, esta categoría comprende los gastos institucionales como la educación pública, en lo que se refiere al pago a los maestros, en la mayoría de los países, supone a lo sumo una carga muy pequeña para las rentas generales. En cualquier profesión, los esfuerzos realizados por quienes la ejercitan están en función de los que se obligan a desarrollar.
La formación educativa de las clases bajas demanda, por parte de la sociedad civilizada más atención que la de las personas en cierta fortuna. Es gente que, en general, tiene poco tiempo para dedicarlo a la educación y cuyo mantenimiento es difícil; apenas puede salir a trabajar, lo que hace para asegurar su subsistencia tan solo; le resta poco entusiasmo para dedicarse a otra cosa. El estado tiene la obligación, con escaso gasto, de lograr que accedan a los mínimos conocimientos educativos.
Un pueblo inteligente y con conocimientos tiene siempre mayor orden y decencia, cada habitante se considera más respetable y estima que debe tratárselo mejor. A su vez, él también está bien dispuesto a comportarse correctamente. Un pueblo ignorante y tonto no llega a apreciar esos valores. La gente de cierta fortuna tiene mayores posibilidades de estudio, de perfeccionamiento y desarrollo e invierte en esos estudios. Es la que logra los mejores empleos y tiene tiempo libre para su instrucción.
Con respecto a los ingresos públicos, Smith recomienda que los individuos paguen un impuesto proporcional a sus ingresos, sin elementos arbitrarios, de la manera más cómoda para ellos y con un coste mínimo. Relaciona en esta ocasión un inventario de impuestos absurdos o arbitrarios recaudados en Gran Bretaña. Es igualmente favorable a la idea de que los productos de lujo sean más fuertemente gravados que los otros, con la finalidad de animar a la austeridad, lo que permite el crecimiento de la renta nacional.
A parte de los gastos que se requirieren para que el soberano cumpla con sus obligaciones, están los que hacen al mantenimiento de su dignidad. En una sociedad próspera, es lógico que el soberano aumente sus comodidades de la misma manera que la comunidad y su mayor dignidad implica mayores gastos.
Finalmente, Smith advierte contra el uso de la deuda pública como instrumento de financiación, a causa de su carácter pernicioso. El préstamo sitúa al soberano a resguardo de un alza impopular de los impuestos para financiar el esfuerzo que supone una guerra y, sobre todo, si no se despliega sobre el suelo del país. El aumento resultante de la deuda pública no dejará de tener consecuencias molestas.

En conclusión, “La riqueza de las Naciones” es un libro que tiene la justa razón de haber recibido el nombre de la biblia de la economía ya que abarca diversos temas que han servido de base o cimiento para el perfeccionamientos de las teorías económicas tales como la ley de Say, la teoría ricardiana de la renta agrícola, o la ley de la población de Thomas Malthus, además ha cabe resaltar que se estableció las bases para el sistema de mercado sin intervención del estado en la economía, 

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